A TODOS LOS HOMBRES DE LOS QUE ME ENAMORÉ

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Tú eres uno de ellos.

Te quise. 
Muy mucho. 
Te idolatré, te elevé al enésimo cielo y allí, allí viví contigo. 

Nuestra historia de amor a mis ojos era la perfecta, te amaba desmedidamente, con locura, con pasión y con toda mi alma. Puse toda la energía en que nuestra historia funcionara y me desgasté hasta el amorcidio. Hasta que me quedé sin alas y nuestro amor se convirtió en mi prisión y dejé de ser yo.


Te amé hasta que la historia dejó de ser nuestra. Te amé a pesar de los malos momentos y cuando nos separamos, seguí amándote, a la distancia y en silencio. Pues nunca dejas de amar a alguien del todo. Siempre hay un rincón para ti en mi maltrecho corazón. Este que ya ha suspirado muchas veces.

Te quise como bien supe querer en cada momento y etapa de mi vida. 
Te quise y con ello, quise que fueras la mejor versión de ti mismo conmigo. 
Y me equivoqué. 

Me equivoqué todas las veces que amé de esa forma tan desmedida porque me olvidé de amarte bien. Me olvidé de conocerte y de respetarte. 
Me olvidé de escucharte y me olvidé de preguntarte si querías y podías seguir creciendo a mi lado. 
Di por sentado muchas cosas. 
Di por sentado que eras un hombre fuerte, valiente, empoderado y con sueños a los que aspirabas cumplir. 
Di por sentado que yo era tu prioridad y que mejorar tu vida y ser feliz, eran tu meta. 

Me olvidé de que tus sueños no eran los míos. 
Me olvidé de ver que te conformabas con menos. De que me querías mejor de lo que yo sabía quererte y fracasé al llenar de expectativas la imagen que tenía de ti. 

Esperé demasiado de ti. Y no supe entenderte. No super verte tal cual eras y eso me alejó de ti. 
Así que lo siento. Y tras años de decepciones continuadas, me paro hoy aquí para pedirte perdón. 

Seguramente este perdón no te hace falta pero yo necesito dártelo. 
Necesito que entiendas que no es que dejara de quererte y que la historia se acabara por eso. 
No he dejado de quererte nunca. Pese a que nuestra historia de amor ya haya más que caducado. 

Sólo que no super quererte bien. 
Sólo que no supe darte el lugar que te merecías. 
Sólo que me equivoqué y que continué haciéndolo durante otras relaciones más. 

Me ha costado entenderlo. Hoy lo hago.

Sé que no será fácil ponerlo en práctica porque me super puto acojona. 

Me acojona enormemente aceptar la realidad. Aceptarme sobretodo a mí. Dejarte ver que no soy esa super mujer que soy, dejarte ver cuan vulnerable, emocional e insegura soy cuando se trata de amar. 
Que no tengo ni puta idea de que hacer para no mostrate estas cicatrices de la vida. 
Que me da miedo no saber esconderte quién soy. 
Aunque sé de sobras que tu siempre supiste quién era yo y que por eso, sólo por eso, aun cuando me ves o me recuerdas sonríes a escondidas. 

Sí. 

En secreto, tu corazón suspira mi nombre. Reconoce, ahora que lees estas líneas que hablan de ti, que jamás te han vuelto a amar con tanta intensidad. Reconozco que no lo hice bien y que el amar tan intensamente hizo que te alejaras de mí.

Y así soy yo. 

Me desnudo ante ti. Diciéndote que así soy yo: apasionada, intensa, sincera, vulnerable, perfeccionista, loca, fiel, directa, valiente, decidida, idealista, exigente, arrolladora... 

Siento no haber estado a la altura pero, sobretodo hoy, te doy las gracias por haberme querido. Por haber tatuado mi corazón con esa cicatriz que quedaste tras la herida de lo que fue...

Gracias por haberme querido, por haberme entendido siempre y por seguir queriéndome tras el tiempo. Porque sólo con pensarme seguimos siendo un somos. Siempre lo seremos.